9.10.14


Desde que era pequeño,le había gustado maltratar animales,así que no era de extrañar que le fascinara las corridas de toros..
Llegó a la Plaza,como el típico señorito andaluz en el Mercedes de su padre.Pero aquella tarde al sentarse en el tendido sintió un sudor frío...
El toro,se plantó delante de él y le clavó la mirada como si lo estuviera esperando..Al primer capotazo,le sobrevino un intenso mareo.Después sintió en carne propia la puya del picador..la sangre manaba de su espalda.Luego las banderillas,el dolor era tan atroz que casi se desmaya..Cuando recobró algo la consciencia notó que se arrastraba por la arena y se dio cuenta que le quedaba un hilo de vida,quiso gritar,pero solo emitió un mugido..El matador se acercaba con la espada.Miró por última vez al tendido,los complices del asesino vestido de luces agitaban un pañuelo blanco..De la boca le salía la sangre a borbotones..mientras oía los gritos de la grada -¡¡QUE SE JODA¡QUE SE JODAAA¡¡

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