3.2.11

El silencio de los lobos


El era un hombre tranquilo,un padre de familia como tantos otros.Todo terminó cuando asesinaron a su hija.Pero algo no iba bien,llevaba ya dos años esperando que el que calla diera muestras de humanidad y dijera dónde estaba su niña..
Una noche,estaba solo en casa...cerró los ojos y podía oler aún el aroma de la colonia que se ponía ella antes de salir.El sonido del teléfono le asustó..
-No hable,sólo,vaya a esta dirección,le estaré esperando.Pasillo A,puerta5.No lo olvide.
Le extrañó un poco la dirección,era la dirección de la prisión donde estaba el asesino de su hija.Cerró la puerta de un portazo y salió.
La luz de la habitación estaba apagada.
-Siéntese por favor y escúcheme con atención...
-Me mandan de Madrid expresamente para este caso,el imbécil este nos está costando ya demasiados quebraderos de cabeza,tanto a usted como a nosotros.
He combatido en guerras,pero no soy de esa clase de cobardes que se esconde y dispara al enemigo con armas ultramodernas a cientos de metros..a mí me gusta degollarlos y franquear esa línea macabra que todo hombre debe franquear tarde o temprano.Allí frente al cádaver,miré el mundo de forma diferente y me dí cuenta que el que mata de lejos,lo ignora todo sobre el acto de matar...El que mata de lejos no prueba su valor,ni su corazón,ni ve el espanto y la agonía.Ignora la pasión terrible de la carne y la sangre y olvidará para siempre el remordimiento y sólo querrá venganza.
Ahora,abriré la celda donde está el que calla,tiene media hora..¿Sabe usted por qué no me gusta matar de lejos?
Porque quien mata de lejos...no sabe lo que se pierde...
(Dedicado al padre de Marta d C. asesinada en Sevilla el 24 de enero del 2009,su asesino,se sigue negando a revelar donde está el cuerpo)


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