En las SS le habían repetido hasta la saciedad,que si un hombre no tiene las manos manchadas de sangre,no era un hombre.El oficial de uno noventa,rubio como el trigo y con su impecable uniforme negro recordó con ternura esas palabras,mientras gélidos ojos azules como el hielo,observaban cómo sacaba el machete de aquel cuerpo tendido en la nieve y extasiado limpiaba con su lengua el arma de acero Krupp,con su nombre grabado en letras góticas...En el bunker,era ya la hora del almuerzo y el SS se había ofrecido para prepararle personalmente la comida al Fhürer.Entró en aquel sitio magníficamente decorado,chocó los talones con sus relucientes botas de montar y se cuadró con un siniestro destello en la mirada:
-Mein Fhürer, su almuerzo.
-¡Maravilloso!Que hambre tengo..
-Lo sé,tome un trozo(y cortó un pedazo de carne aún humeante)
-Mmmmmm¡Que rico!! ¿¿Qué es??
-Pollo mein Fhürer..pollo
(La carcajada tronó en todo el campo de exterminio)
1 comentario:
Ohhh the Master!!...jajajaja. Felicidades por este y por tus ultimos posts. Tu Blog es una Delicatessen. Simplemente genial.
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